Datos claves
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El IPS administra un total de USD 2.807 millones en inversiones
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Casi la mitad, USD 1.340 millones, está depositada en bancos
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La banca privada gana más de USD 200 millones cada año
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Sudameris, del irlandés Conor Mc Enroy, lidera las colocaciones públicas
En esta serie de investigaciones sobre Los dueños del país, el mapa financiero del Paraguay vuelve a mostrar los mismos apellidos detrás del dinero público.
El irlandés Conor Mc Enroy dirige el banco que más dinero del Estado maneja. Su Sudameris Bank no solo encabeza las colocaciones del Instituto de Previsión Social (IPS): también lidera el ranking general de la banca privada que maneja fondos públicos.
De los USD 1.340 millones que el IPS mantiene en bancos, más de USD 350 millones están bajo su administración. El resto se reparte entre Ueno, Continental, GNB, Basa, Itaú y Bancop, entre otros. Cinco banqueros —nacionales y extranjeros— concentran la mayor parte del dinero que pertenece a los trabajadores paraguayos.
Conor Mc Enroy, el banquero irlandés que domina el dinero del Estado
El IPS, creado para garantizar salud y jubilaciones, se ha convertido en el mayor inversionista del sistema financiero. Los bancos pagan al instituto una tasa promedio de 8 % anual, pero prestan esa misma plata al mercado con tasas de 22 a 28 %. El margen neto, superior a 15 puntos, representa ganancias que superan los USD 200 millones por año, según cálculos basados en el boletín oficial del IPS, informes del BCP y de calificadoras de riesgo.
El negocio de hacer banca con el dinero previsional
El modelo es simple: el Estado deposita la plata de los jubilados y los bancos la multiplican. Mientras los hospitales del IPS carecen de insumos, la banca privada genera rentabilidad con fondos públicos garantizados.

Ganancia total anual estimada del sistema financiero con fondos del IPS: ≈ USD 226 millones.
Los rostros del dinero previsional
Detrás de cada banco hay una historia y una cara visible.
Conor Mc Enroy, fundador del Abbeyfield Group de Irlanda, adquirió Sudameris en 2004 y lo consolidó como el mayor receptor de fondos públicos del país.
Le sigue Miguel Vázquez, empresario paraguayo del Grupo Vázquez y figura central de Ueno Bank, una entidad digital que creció apoyada en colocaciones del Estado y una agresiva estrategia de mercado.
En tercer lugar aparece Carlos Espínola, presidente del Grupo Continental, vinculado al sector financiero, industrial y energético, uno de los más antiguos del país.
Miguel Vázquez, junto a su esposa. Banquero de Ueno Bank, símbolo del nuevo poder financiero que creció administrando fondos públicos.
El cuarto nombre es Antonio J. Vierci, propietario de medios, supermercados y empresas de servicios, accionista del Banco GNB Paraguay.
Y el quinto es Sara Cartes, hermana de Horacio Cartes, quien encabeza la dirección del Banco Basa, otra de las entidades que reciben fondos del IPS.
Cinco banqueros controlan más de USD 1.000 millones del ahorro de los trabajadores paraguayos.
Detrás de cada depósito previsional hay una estructura empresarial que beneficia a los grupos más poderosos del país.
Santiago Peña y Antonio Vierci, la conexión entre poder, Estado y banca.
La otra caja del Estado
Además del IPS, el Ministerio de Economía y Finanzas mantiene una cartera de inversiones en bancos por unos USD 460 millones, según su último informe CAFI.
Los principales beneficiarios vuelven a ser Continental, Basa y Ueno.
Esta información refuerza una tendencia: los mismos bancos que manejan la plata de los jubilados también administran la liquidez del Tesoro público.
El sistema financiero privado tiene en sus manos las dos principales cajas del Estado.

Informe del Ministerio de Economía revela USD 460 millones en bancos.
El Estado que financia a los bancos
En conjunto, el IPS y el MEF suman más de USD 3.200 millones en depósitos bancarios.
Si esos recursos se canalizaran al Banco Nacional de Fomento o si el propio IPS creara un banco previsional público, el impacto sería estructural.
Esa plata podría financiar viviendas sociales, mejorar la infraestructura hospitalaria y aumentar las jubilaciones más bajas.
Podría generar créditos productivos para más de 100 mil mipymes, facilitar la formalización laboral y mover la economía desde adentro.
Un banco del IPS no necesitaría buscar capitales externos: ya dispone del ahorro de millones de aportantes.
Bastaría con profesionalizar la gestión, crear una estructura financiera transparente y reinvertir sus utilidades en el propio sistema previsional.
Esa decisión podría reducir la dependencia de la banca privada y multiplicar los beneficios sociales sin aumentar el gasto público.
Un cambio de modelo posible
Hoy, el sistema previsional paraguayo paga bajas tasas de sustitución: un jubilado recibe menos del 40 % de su salario activo.
Si el dinero del IPS dejara de alimentar la rentabilidad de los bancos y se reinvirtiera en salud, infraestructura y fondos de pensión, el efecto sería inmediato.
El Estado no solo ahorraría en intereses, sino que convertiría el ahorro público en una política de desarrollo.
Se trata de pasar de un modelo de dependencia financiera a uno de inversión productiva.
De un IPS que financia bancos a un IPS que financia personas.
El potencial ya existe. Solo falta una decisión política y una visión técnica que entienda que la plata de los jubilados puede rendir mucho más si se invierte en ellos mismos.