Día del Idioma Guaraní: 7 de cada 10 paraguayos lo hablan a diario

El guaraní es la lengua mayoritaria del Paraguay, pero el censo 2022 muestra otra cara: varias lenguas indígenas se extinguen con apenas unos cientos de hablantes y sin políticas efectivas de rescate.

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Noticias 25/8/25

Cada 25 de agosto Paraguay recuerda el Día del Idioma Guaraní, una fecha que busca exaltar a la lengua que atraviesa la vida cotidiana de la mayoría de la población. Sin embargo, detrás de los discursos oficiales y los actos conmemorativos emergen preguntas más profundas: ¿en qué situación real está el guaraní?, ¿qué ocurre con las demás lenguas indígenas del país?

El Censo Nacional 2022 del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó la centralidad del guaraní en la vida de los paraguayos: el 38,7% de la población de 5 años y más habla jopará, una mezcla de castellano y guaraní; el 30% se comunica solo en guaraní; y el 28,5% lo hace en castellano. Dicho en términos simples, siete de cada diez paraguayos usan el guaraní en su vida diaria. Pero este dato convive con otra realidad más compleja: dentro de los pueblos originarios, el guaraní paraguayo es apenas una parte de un mosaico lingüístico diverso y frágil.

25 de agosto: por qué importa la fecha

Por un lado, en 1967 la Constitución le otorgó al guaraní estatus de lengua nacional, un gesto político que reconocía una lengua viva pero históricamente relegada. Por otro lado, la Constitución de 1992, en plena transición democrática, fue más allá: en su artículo 140 definió al Paraguay como Estado pluricultural y bilingüe, oficializó al castellano y al guaraní, y ordenó la enseñanza obligatoria del guaraní en el sistema educativo. La fecha del 25 de agosto, entonces, no solo evoca celebración cultural, sino también un marco legal y político que compromete al Estado.

Achegety y fonemas

El alfabeto guaraní, llamado achegety, consta de 33 caracteres: 12 vocales (6 orales y 6 nasales) y 21 consonantes. Entre ellas destacan combinaciones propias como mb, nd, ng, nt, además del apóstrofo (’) que representa un fonema glotal. En el plano fonológico, el guaraní cuenta con 34 fonemas, casi en correspondencia con sus grafemas. El fonema /r/ tiene dos variantes, la simple y la vibrante doble /rr/, que también se distinguen en la escritura. Este equilibrio entre oralidad y grafía es un rasgo singular de la lengua.

Guaraní: la lengua más hablada del Paraguay

Paraguay reconoce 19 pueblos indígenas y al menos 17 lenguas distintas. Dentro de ellas, la familia lingüística guaraní es la más extendida: el 55,6% de la población indígena se identifica con alguna de sus variantes, como el Paĩ Tavyterã, el Aché o el Mbya, lo que equivale a unas 76.506 personas.

La UNESCO apoya la preservación de lenguas indígenas en peligro de extinción, y en Paraguay, lenguas como el Guaná, Tomáraho, Angaité, Manjúi, Sanapaná e Ishir están en riesgo.

La escuela indígena y la ruptura del idioma del hogar

El Censo de Pueblos Indígenas 2022 reveló otra tensión. Muchos niños ingresan a la escuela con una lengua originaria como idioma materno, pero se encuentran con docentes que solo manejan castellano o guaraní. La mayoría de los maestros en comunidades indígenas enseña en un idioma que no es el de sus alumnos. En este contexto, el guaraní paraguayo funciona como lengua franca entre pueblos diversos, aunque con marcadas diferencias entre las comunidades del Chaco y las de la Región Oriental.

Políticas lingüísticas: avances y límites

Desde 2010 funciona la Secretaría Nacional de Políticas Lingüísticas (SNPL), creada para normar y promover el uso de los idiomas del país. Bajo su órbita se impulsaron iniciativas como la normalización del guaraní en la administración pública y la publicación de diccionarios bilingües. Sin embargo, los avances han sido desiguales: el guaraní logró posicionarse en la educación y en los medios, pero las demás lenguas siguen careciendo de materiales pedagógicos, formación docente y espacios de uso más allá de sus comunidades.

Radiografía lingüística 2022

El panorama censal muestra que el 38,7% de la población habla jopará, el 30% usa solo guaraní y el 28,5% solo castellano. En consecuencia, alrededor de 7 de cada 10 personas usan el guaraní cotidianamente, una excepcionalidad regional: un idioma indígena convertido en lengua mayoritaria.

Entre los pueblos indígenas, el 49,7% habla guaraní y el 55,6% se identifica con la familia lingüística guaraní. Pero también están presentes las familias Maskoy (23,1%), Mataco-Mataguayo (15,2%), Zamuco (3,6%) y Guaicurú (1,6%). El dato crítico es que al menos seis lenguas presentan alta vulnerabilidad debido a la baja transmisión entre generaciones.

Paraguay también alberga otras comunidades lingüísticas: el portugués con unos 210.000 hablantes, el alemán con 20.000, además de grupos estables coreanos y japoneses.

Oralidad como esencia

El guaraní es, sobre todo, una lengua oral. A diferencia del español, que se consolidó con tradición escrita, el guaraní se transmitió a través de la palabra hablada, los relatos colectivos y las conversaciones cotidianas. Sus mitos, leyendas y cantos sobreviven en la memoria comunitaria y no en documentos antiguos. Esta oralidad explica por qué el guaraní enseñado en las aulas muchas veces se percibe distante de la lengua viva que circula en los hogares y en las calles.

El guaraní como vida comunitaria

El guaraní paraguayo no puede comprenderse sin el mestizaje que dio forma al país. El investigador Wilfrido Hugo sostenía que “la cultura paraguaya no es guaraní ni castellana, es mestiza, la cultura sobreviviente”, marcada por la transculturación y la vida campesina. El jesuita Bartomeu Meliá, en Una Nación, dos culturas, advertía que reducir al Paraguay a polos de civilización o barbarie es un error: la cultura nacional debía ser popular, abierta y capaz de responder a las necesidades actuales, y eliminar sus raíces comunitarias significaría atentar contra la cultura misma.

Hoy, la concentración de tierras y el proceso de descampesinización amenazan ese entramado comunitario que sostiene al guaraní. Sin comunidad, la lengua corre el riesgo de convertirse en un idioma “muerto”, reducido a recuerdo, un eco desconectado de los modos de vida que le dieron origen.

Una celebración con preguntas pendientes

El Día del Idioma Guaraní invita a celebrar una lengua que, a diferencia de muchas otras en la región, logró convertirse en idioma nacional y mayoritario. Pero también obliga a mirar sus contradicciones: ¿qué políticas sostendrán la transmisión intergeneracional?, ¿cómo fortalecer al guaraní sin invisibilizar a las demás lenguas indígenas?

Las respuestas no dependen solo de decretos ni de programas escolares, sino de mantener vivos los espacios comunitarios donde la lengua sigue latiendo. Como recordaba Hugo, el mestizaje paraguayo es “un jopara fracturado por parientes, compadres, creencias espirituales y pobreza”. Y como advertía Meliá, la cultura guaraní solo puede sobrevivir mientras sea un acto de resistencia frente al olvido.

Más que un día de festejo, el 25 de agosto debería ser una jornada de compromiso: celebrar el guaraní sin tierra ni comunidad sería celebrar un idioma al borde de convertirse en memoria.